La vida es así

28.12.2020 02:01

 

Una vasija de barro espera nuesro cuerpo, ese que nunca nos desampara, que siempre nos acompaña sin importar si lo queremos o no, cuando el cansancio reclame la tierra, como fruto maduro que se desprende del árbol en su debido momento.

 

                                                                            

 

                                                                                       

 

                                                                                       

 

 

Hoy contemplaba desde mi balcón a la Madre de Frank caminar todavía guardando algo de su esbeltez y garbo; con su cuerpo erguido a pesar de caminar algo coja del lado izquierdo, luciendo un abrigo rojo, siempre guardándole fidelidad a su viejo que le dejó una pequeña pensión para sobrevivir.

 

Caminaba con su perra Luna y otro perro grande que se le adelantaba, aunque le esperaba cuando su paso era lento;  en tanto su fiel perra Luna de pelaje café, fielmente marchaba a la cadencia de sus lentos pasos, parecía medirlos para avanzar, de todas maneras era la perra que le operaron los estudiantes de la universidad de Antioquia para que no continuara gestando año tras año perritos, cuando su esposo recién había muerto, esperando una pensión que nunca parecía llegar.

 

No sé por qué siempre olvidé su nombre, no sé porque lo olvidó, si cada que la visito se queja de alguna molestia en salud, y me ofrece refresco o algo de beber como la más bella costumbre de la mujer de la familia paisa.

 

Estoy convencida que ningún pueblo del mundo, por mucho que se esmere, tendría en su hogar la mujer, la Madre paisa, son santas, siempre pendiente de prodigar a la familia alimentos calientes y de calidad, aunque la plata escasee.

 

Es que la mujer paisa fue la primera flor que venida de España, dejó florecer sus frutos en medio de los valles de las empinadas montañas de Antioquia, especialmente de Medellín, después de atravesar a lomo de mula o a pie,  sinuosos  caminos, cañadas, faldas, laderas, abismos, barrancos, penderiscos, donde a las mulas se les enterraban las patas hasta las rodillas  y se tardaban horas en desenterrarlas.

 

 Así, en medio de dificultades surgieron las descendencias de estos pueblos de Antioquia,  que luego se fueron mestizando con la razas negra e india, cuando el amor le podía al perjuicio, o el español buscaba en la esclava e india, el amor que su esposa traída de España no le daba; situación que la mujer paisa no perdona; la infidelidad es un puñal en el alma de la mujer paisa, nunca lo perdona por el orgullo de ser la primera, única e irremplazable, y la fidelidad, abnegación y entrega con la que cuida celosamente sus hijos y familia, acompañada de un cristianismo  que se expande a todo su hogar y que el modernismo no ha podido transformar, por algo en España hay dos ciudades denominadas Medellín y Antioquia; donde mayormente se conserva la tradición del matriarcado español, en nuestra Antioquia  es en el oriente, tanto a nivel regional como de comunas medellinenses, allí las costumbre son más puras y por naturaleza más cerradas.

 

 En este seno familiar nació Pablo Escobar, entender este fenómeno,  significa entender porque el narcotráfico tuvo tano auge en estos lugares y se insertó como modelo de vida que perdura actualmente en Colombia, Antioquia, Medellín y México y la misma Latinoamérica, las cuales  comparten un patrón cultural similar, bástese escuchar la dulce voz de sus madres y la riqueza y variedad en su gastronomía, hecha para unir hogares a través del alimento, secreto que le permitió sobrevivir a los primeros homínidos, la olla es el referente de familia.

 

Creo que eso hizo que en Medellín, en época de pobreza y auge del narcotráfico, niños, adolescentes y jóvenes se inmolaran  para llevarle a  su Madre Santa, a su cucha alimento, comodidad y una esperanza de vida digna, quizás esto sirva de excusa y perdón para que las víctimas del narcotráfico entiendan a que se debió sus pérdidas; entender que los pobres de Colombia y Latinoamérica probaron buen alimento, y una vida digna solo acudiendo al narcotráfico, porque el Estado fue, y ha sido incapaz de hacerlo, ellos fueron víctimas que se inmolaron por ver a sus madres con rancho y alimento, así como los árabes se han inmolado por Alá; no olvidemos que en Antioquia con la verraquera que llevamos, echados pa delante, que nunca nos varamos,  llevamos ascendencia mora;  por siglos España fue dominada por los árabes, y la historia nunca se pierde, ella surge como los genes que  en cualquier momento y generación se expresan en el fenotipo y genotipo.

 

El narcotraficante le decía al muchacho pobre de la esquina,  sin empleo  sin estudio,  y con una madre pasando hambre:

-Vea hombre, deje de ser pobre, yo le pago bien para que saque a su mamá de tanto sufrimiento y necesidades, pero usted hace estas y estas vueltas.

En poco tiempo, en menos de lo que canta un gallo, el joven tenía su madre con casa amoblada, con techo propio, comiendo bien, sacándola en lujosos carros, vistiéndola como su reina.

 

Había dejado de ser pobre, había ingresado a la red del narcotráfico, pero al poco tiempo ya le habían asesinado y torturado; de un lado, el narcotráfico le prohibía retirarse para no filtrar información, y de otro, la policía y el Estado le tendían la trampa mortal para matarlo preferiblemente, o sepultarlo en una horrible prisión, donde en las visitas su amada Madre era tocada en esa vagina que había protegido con pudor, después de ser abandonada por el padre de sus hijos;  allí se desplazaba prisión cada ocho días la abnegada madre, sin fallarle desde las 12 de la noche a hacer fila, se trataba de su hijo, esos hijos que prefería sobre sus hijas mujeres con las que discutía todo el tiempo por su rebeldía y en las que su rechazo se proyectaba por verse reflejadas en ellas.

 

El muchacho sabía que tener riqueza y una madre feliz tardaría poco, pero prefería vivir unos cuantos años con riqueza y bienestar para él y su amada   madre, que llevar una larga vida en la pobreza; por eso se les denominó una juventud sin futuro, a muchos se les llamo peyorativamente reciclables, un Estado llevando a su desprotegida juventud a la muerte segura por su inequidad, indiferencia e injustica social.

 

La comida que cuidadosamente había preparado la madre desde el día anterior para su hijo “encanado” era hurgada en su ingreso al centro carcelario por guardias tratando de evitar el ingreso de armas y drogas a los internos.

 

Su vagina igualmente violentada con guantes de guardianas sospechando que podía utilizarla como alcancía para ingresar a su hijo armas o droga.

Muchas niñas de estos humildes hogares terminaron en prisión pagando largas penas por guardar las armas de defensa personal a sus hermanos o a su amado del cual tempranamente, antes de que se lo mataran se había embarazado.

 

Aún recuerdo aquella mujer delgada, observando una bola inmensa de droga prensada exhibida por un secretario de juzgado penal, interrogándola cómo la había introducido en su vagina para ingresarla a prisión, los balbuceos de ésta y la vaselina que utilizó en uno de los baños públicos de las tiendas de mala muerte que se encontraban en el exterior del penal, a donde llegaban  los gritos amenazantes de muchos internos, implorando  al cerebro intelectual de sus graves delitos que les rondaban en cercanía al penal,  que no les matasen a sus familias, en tanto sus humildes ropas eran agitadas por el viento en los ventanales en cuyos suelos dormían hacinados y teniendo que pagar al jefe de patio grandes sumas de dinero para sobrevivir, esa enorme cantidad de dinero debía acumular su cucha y hacerla llegar a su hijo cada ocho días para que no se lo mataran o aporrearan, para sobrevivir en prisión.

 

 Esta correría  y martirio de la sufrida Madre tardaría poco; en menos de un año, su venerada Cucha moría y su hijo la lloraba en el olvido; mucho internos en años no reciben visitas, su abogado de oficio poco hace para realizar una defensa técnica y sacarlo del terrible calabozo, el Ministerio Publico nada hace, sólo es una figura legal que está allí en el papel.

 

Usualmente  el interno deseoso de salir rápido de prisión, encuentra que no hay cupo para estudiar  y trabajar, redimiendo de esta forma la pena, que se le hizo inmensa a consecuencia de un concurso de hechos punibles, por ser campanero, avisar si venia la policía,  terminando por ser  penalizado por todo lo que ocurrió en la acción delincuencial,  secuestro simple, porte ilegal de armas, homicidio agravado, concierto para delinquir, hurto calificado y agravado; por falta de asistencia técnica en la defensa, se declara confeso y la rebaja de la pena resulta mínima con relación al sufrimiento y pérdidas sufridas en prisión; así funciona el sistema penal acusatorio implementado en Colombia en los violentos años ochenta cuando cerca del Edificio Coltejer le mataron a Pablo Escobar su abogado; así funciona la corrupta justicia  en uno de los países más inequitativos e injustos  del mundo como es Colombia, con el sistema penal acusatorio.

 

Otros de estos jóvenes eran pedidos en extradición en Estados Unidos y allí morirían con penas superiores a los cuarenta años.

A otros  se les otorgaba la libertad en la madrugada y morían asesinados en las cañadas adjuntas a Bellavista por el barrio la Gabriela; quizás era la mejor forma del Estado deshacerse de estos, un Estado más asesino que los mismos sicarios, la máquina Estatal puesta al servicio de la limpieza social.

 

Pablo Escoba representaba para los barrios pobre de Medellín su redención frente a un Estado violento que les negaba los servicios básicos mínimos, era una salida a la ilegalidad cuando el Estado era el más injusto e ilegal.

 

Allí en la cancha, Pablo se ponía la pantaloneta y la camiseta,  jugaba  con ellos,  se vestía como ellos, hablaba su lenguaje, les daba su rancho, desde pequeño con su madre profesora, Doña Erminda, Pablo aprendió a viajar a los pueblos donde era trasladada su madre para trabajar, en algunos marcados por la muerte y violencia, común denominador en la historia de Colombia; aprendió a alimentar los pobres, a llegarle al sufridos, pero su error fue utilizar la droga como fórmula, porque terminó eliminándolos, al ser cazados por el Estado con propina en mano.

 

El Estado colombiano está construido bajo el modelo  de ricos para ricos, guerrilleros e ilegales son carne de cañón,  la única fórmula es la ayuda internacional,  evitando que se sacrifiquen los pobres y que se imparta la justicia, porque la de dentro del Estado colombiano  está tan corrupta que legisla para perpetuar y explotar la pobreza y conservar su privilegios, cualquier líder social que luche por limpiar el paredón de la corrupción es asesinado.

 

 Considero que ninguna prisión de Colombia tiene presos pedidos en extradición por Colombia, ese es el precio que debemos pagar  por ser un país pobre, dependiente, colonia de Estados Unidos y vende patria, entregar a otro país sus hijos para ser condenados, a sabiendas que la culpa es compartida; Estados Unidos es el consumidor y Colombia el productor; en lugar de castigar y acabar con las familias pobres de Colombia y Latinoamérica, Estados Unidos debería invertir en sacar a Colombia y a América Latina de la pobreza, es atacar la causa, no la consecuencia para erradicar el problema, si el dinero invertido en el Plan Colombia y la guerra al narcotráfico, se dedicara a generar empleo, a sacar las familias de la desigualdad y pobreza, el problema se acabaría, igualmente si se quitara el bloqueo  y embargo a Venezuela y Cuba, donde a diario mueren inmigrantes buscando el sueño americano.

 

Muchos jóvenes de Colombia sin importar su condición social, ingresaron e ingresan al narcotráfico y al mercado negro,  no sólo por necesidad sino por el deseo de morir, de ser asesinados como héroes, por falta de amor, de dignidad, provenientes de hogares reciclados, recompuestos, donde falta el amor y el valor necesario para seguir adelante; los pares en nada les ayudan a superar la soledad y carencias a todo nivel porque padecen  el mismo problema, el parche de la esquina o el parque era y es  la puerta de escape y donde masivamente se les asesinaba, algunos los denominaban fumigar, porque se les mataba a todos sin importar su condición y aún esta aberrante practica se continúa realizando.

 

Por cada CAI bombardeado o policía muerto, iban a los barrios populares en las noches a masacrar 56 o más jóvenes, era la guerra en Medellín, no importaba la fiesta, esa que se armaba en la casa del amigo para bailar y disfrutar en grupo, allí se desplazaban a masacrar, igual a como se mataba  en las canchas, cuando chicos y grandes se asesinan sin escrúpulo y perjuicio,  el mismo Estado camuflado, cuántas muertes generó Seguridad y Control antes de descubrirse su canibalismo y corrupción, y tras las masacres  no pasaba nada, no se investigaba, como ocurre ahora con el mandato de Duque, nos acostumbramos a que maten los líderes que protestan por la injusticia social y nada pasa; los cementerios como el de Loreto, donde sin identificar y menos investigar los arrojaban a fosas comunes, ahora convertido en parque lineal para disfrazar lo macabro del genocidio juvenil, los sepultureros aún manifiestan sentir en las oscuras noches los lamentos  de sus muertos que se quedaron esperando la justicia y redención de sus muertes.

 

 Ahora diciendo que no vacunen a los venezolanos que no han legalizado su situación, la situación de los sufridos  inmigrante venezolanos se suma a los del desplazamiento  forzado; ya un padre venezolano en medio de la desesperanza se  iba a lanzar de un puente con sus hijos; que dolor se siente en esta pandemia, las madres se enferman grave, se llevan en su tratamiento todos los ahorros de un año de trabajo y no sanan porque la enfermedad más que física es mental, depresión, soledad, un grito en el silencio por el encierro.

 

Hoy la mamá de Frank  con su traje rojo seguida de su perra Luna y otro perro  grande nuevo, aferraba a un  hombre que luego abordó un bus del Popular me hizo recordar lo frágiles que somos, hoy tenemos juventud, belleza, todo nos sobra;  mañana los pies no nos sostienen, nuestro cuerpo declina, y nos sentimos  inermes frente a una enfermedad que no sana; cada día la vitalidad nos abandona, todo en nosotros se desgasta, todo se va yendo sin poder detenerlo, qué dura es la vejez,  no es verla, es sentirla.

 

Frank que estuvo en la Pola, no tenía 15 años, y ahora qué ha hecho para recuperar su madre que tanto añoró su salida,  y en la soledad de su cama con Luna acostada  a los pies se hizo alcohólica, cada mes le daban la libertad a Frank, y más fácil se terminaba de consumir la botella de licor que verle libre.

 

Hoy a Camila se le tuvo que decir que no cuidara más la madre enferma, la paciente tomó resistencia y no comía con dos infecciones, una  vaginal y otra  pulmonar, con  una resistencia, especialmente en las noches de desvelo, para el día siguiente no comer, quejándose de un terrible ardor vaginal y anal, acompañada de una fría sudoración, terribles escenas dantescas para quien no quiere ver morir su madre lentamente.

 

Porque se tiene que sufrir tanto en esta tierra, aún recuerdo a los griegos reviviendo la alegría y el dolor en las bacanales, y el interrogante de Camila ¿por qué no puedo seguir cuidando la paciente, que hice mal? Si ésta la continuaba  cuidando, con la resistencia que ha tomado la paciente, seguirá sin comer y con droga tan fuerte como la penicilina por la infección, pronto moriría.

 

 Nada malo hizo Camila, es la paciente con su desazón y múltiples males, la que genera que se busque un cuidador con el que no haya contratransferencia. Qué difícil es cuidar un enfermo y que difícil para el enfermo  ser cuidado.

 

Qué sentido tiene vivir, algunos dicen que no es preguntar por el sentido de la vida sino vivirla, pero la vida no es acaso un circulo centrifugo de repetición, cuánto se parecen la infancia y la niñez, parece que el ciclo de la vida se cerrara con la vejez, creo que la explotación laboral deja una ventaja, y es no tener tiempo para interrogarnos y buscar la respuesta sobre el valor que tiene la vida; cuando descubrimos su vacío, nos sentimos tan inútiles, tan solos, tan sensibles e indefensos como un niño en el desierto.

 

Qué navidad del 2020 tan llena de carencias, abrazos, dinero, sentido, calor, familia, hogar, tan carente de un futuro cierto, se experimenta lo mismo que un ave migratoria habiendo tenido que cruzar océanos y no encontrar donde anidar.

 

La Mamá de Frank compró algo en la tienda, sus perros saben esperar el semáforo, y lentamente cruzaron la esquena, ahora la madre de Frank puede estar sola durmiendo en su cama, con esa soledad que nos hace tan humanos y dependientes, su acompañante probablemente llegó a casa y duerma y mañana? ¿Qué mañana traerá la  rutina del coronavirus, cuántos muertos, cuántas noticias tristes, como amanecerá Doña Mariela, ahora estará desvelada, sudando helado con sus pulmones infectados? al menos allí está su ángel de la guarda para cuidarla, la delicada Melany que se ha hecho esclava de sus lamentos y caprichos.

 

Que difícil manejar la genitalidad del enfermo, experimentar el síndrome del cuidador, agotado y sin energía porque el sufrido paciente la absorbe toda, ya  Anna O en la obra freudina experimentaba parálisis por lo que experimentó al hacerse cargo del cuidado de su padre y encarar su genitalidad manipulando la de su padre, que difícil es manejar estas emociones cundo hay parentesco entre las partes.

 

Ahora comprendo que la emocionales lo atraviesa todo, y es lo fundamental para explicar las conductas individuales y colectivas, la emocionalidad es el móvil de la conducta y la acción, somos seres de la emocionalidad, ese es precisamente el error de la moderna cultura que ha olvidado este aspecto para explicar y reorientar procesos de todo orden, detrás de todo acto en esta tierra está un ser humano movido por una intencionalidad que nace de su emocionalidad.

Cuántos hogares están sufriendo en esta pandemia con un adulto mayor con un cuadro clínico crónico que consume los dineros y energía de su familia y el Estado no hace nada para auxiliarlos.

 

Doña Mariela fue llevada con sus seis patologías a la clínica las Américas a las 2 de la tarde en esta navidad de 2020 porque no soportaba el ardor vaginal y manifiesta que la dejaron en un lugar alto casi hasta las 10 de la noche sin atenderla,  allí congelada, casi agonizante, observaba como cerca dejaban los cadáveres de los muertos del Coronavirus; luego a última hora, cuando casi moría, un curataje, extrayendo de su conducto vaginal el contenido de tejido infectado con fuertes dolores y luego directo al hogar; dejar los pacientes adultos mayores en  manos de las EPS en delicado estado de salud es entregarlos a la muerte segura.